
ACRACIA Y DIVULGACIÓN HISTÓRICA
LA CULTURA COMO ARMA FRENTE A LA DOMESTICACIÓN DE LA REVUELTA
1. ¿Qué es Contrahistoria?
Contrahistoria es el termino con que un colectivo editor -asamblearia y horizontalmente estructurado- hemos bautizado un proyecto de divulgación histórica de carácter autónomo, independiente y cooperativo. Engendrada hace poco menos de dos años en un parque de Madrid (con la inestimable asesoría de miembros de la asamblea del Local-Biblioteca Anarquista Magdalena), entendemos la revista como un modo diferente de aproximar, a un público pretendidamente heterogéneo, la historia con mayúsculas. Investigación y análisis, desde una perspectiva crítica y anticapitalista, que hacen del ser humano el protagonista absoluto frente a concepciones de índole territorial o nacional, tendentes a reforzar caducas, cuando no inexistentes, identidades patrias o culturales. Una historia que es también la de saberes ocultos que transcurren en subterránea oposición a los discursos dominantes y la hegemonía cultural. Temáticas, por otro lado, inusualmente analizadas por sus verdaderos protagonistas y de rara aparición (y más que dudoso tratamiento) en publicaciones comerciales pretendidamente asépticas. Cuestiones, para nosotr+s fascinantes desde casi siempre, investigadas mediante el consabido barrido bibliográfico, seguido de técnicas antropológicas basadas en una sistematización informativa que comprende observación participante, activa o pasiva, y entrevistas, individuales y colectivas, a protagonistas viv+s de algunos de los acontecimientos analizados. Protagonistas que son fuentes directas de la investigación sobre el pasado más reciente en lo relativo a luchas sociales, contraculturas, corrientes rupturistas en ámbitos recónditos del arte plástico, escénico, literario o audiovisual y, en definitiva, una autoorganización autónoma anticapitalista cuyos apátridas y antiautoritarios valores (cooperativismo, apoyo mutuo, antirracismo, expropiación a la élite político-económica, autogestión de espacios y parcelas liberadas, ecologismo, antipatriarcado, alianza de clase y no de nacimiento, etc..), no solo han envejecido frente a modas, etiquetas o doble moral, sino que están de plena vigencia en tan decadente actualidad, a pesar de no haber escapado por completo a una asimilación mercantil característica del postrero modelo socioeconómico capitalista cuya sanguinolenta voracidad postindustrial no tiene parangón histórico.
Concebimos la revista como un proyecto contrainformativo (ya que busca capacidad de influencia y posicionamiento más allá del papel) y divulgativo, plausible fuente futura de una historia, integrada por mil y una microhistorias y particularismos, antagónica a la fabricada y fomentada por historiadores y columnistas superventas desde los numerosos medios de comunicación, netamente ultraderechistas, que tanto han proliferado durante el último lustro a lo largo y ancho de la más rancia piel de toro, otrora vanguardia cultural, ayer ostentoso hábitat de enriquecid+s catet+s, hoy maltrecho páramo despertado a bofetadas del letargo que el mal llamado “estado del bienestar” ('pan para hoy y hambre para mañana') otorgó la última década del siglo XX.
Así pues, CH referirá un ejercicio interpretativo que, a pesar de desplegar, en apariencia, más opinión que parangones comerciales, en base al nutrido elenco de adjetivos que éstas tienden a rehuir, no emplea un leguaje periodístico en tanto que la opinión va seguida de análisis y conclusiones tan legítimas como los mejunjes imposibles de César Vidal y, por supuesto, la omisión de adjetivos netamente objetivos.
Información integrada en la memoria popular pero generalmente interpretada, diseñada, masticada y dispuesta por estructuras próximas a un establishment cada vez más patético. Quizás en base a esa idea y a alguna más, se materializó un proyecto de emprendimiento autogestionario, sin subvención o supervisión alguna fuera de la asamblea o consejo de redacción. Un proyecto modesto pero absolutamente independiente en detrimento de publicaciones comerciales del ramo sujetas a las directrices del mercado y, sobre todo, de quien subvenciona -a menudo obras sociales de la banca o el negocio inmobiliario- en connivencia con mediocres, y habitualmente indocumentadas, jerarquías gubernativas autonómicas, sin ápice alguno de filantropía en su deleznable gestión del patrimonio histórico y cultural, pero gran preocupación por una falaz asepsia, siempre tendente a no herir susceptibilidades de cara a mercado o electorado.
2. ¿Con que intención surge y evoluciona el proyecto?

3. ¿De que forma entendéis la historia frente a la común presentación que de ésta se hace en modo lineal, progresivo y acotado por guerras y reinados? ¿Con que intención os acercáis al pasado?
Entendemos la historia como un registro creado por el historiador, compendiador de análisis e interpretación de datos, fuentes y documentación de toda índole. Una disciplina humanística aunque científica, en tanto que aglutina diversos procedimientos técnicos, y necesariamente multidisciplinar, que sin embargo, no existe hasta su divulgación o difusión al gran público. Lejos de la sexagenaria rata de biblioteca lineal, monocroma y positivista, que algun+ de nosotr+s padeció en mayor o menor medida, como obsolet+ docente al aterrizar, por pura casualidad, en la Universidad, reivindicamos un historiad+r completo en tiempo y espacio. Un científico que ha de conjugar fuentes y metodologías diversas de cara a enfrentarse con cualquier periodo desde una perspectiva teórico-práctica tendente a contestar o clarificar cuestiones concretas, antes encajonadas en vacuos epígrafes que han alejado a no poc+s escolares de una materia tan vasta como políticamente instrumentalizada. Perspectiva, la referida, que en nuestro caso aboga por la lucha de clases como histórico motor de cambio social, lejos de una concepción lineal en la que la democracia es el culmen de un proceso evolutivo emprendido milenios atrás. Nos acercamos pues al pasado (sin miedo a un mundo sin reglas, límites ni fronteras), con la doble intención de homenajear acontecimientos, coyunturas o personajes, que consideramos enterrados o interesadamente soslayados por la historia oficial o académica, pugnando además por la apertura de parcelas o espacios, netamente independientes, de reflexión, debate, difusión, crítica y autocrítica (orientada, ésta última, a la superación de roles, dinámicas, actitudes o consignas de necesario y continuo replanteamiento, amén de difundir errores organizativos, estructurales o de acción). Canales alternativos que, huyendo de institucionalizados circuitos comerciales de distribución, enarbolan la cultura como arma frente a la manifiesta domesticación de los rasgos superficiales de la revuelta, a través de la mercantilización de éstos o la ponderación del carácter mas reformista de aquella. Retomamos pues tradiciones utópicas, que nos son de notable influencia, tendentes a dar voz a los sin voz, rechazando el tradicional etnocentrismo historiográfico y otorgando una visión critica de temáticas globales, prolijas a nivel bibliográfico, sobre todo periodísticamente, pero de nulo o inusual tratamiento crítico más allá del tamiz socialdemócrata que postra a la mayor parte de los historiadores al servicio de un sistema vendido como el menos malo posible. Un sistema basado en leyes, habitualmente interpretadas y aplicadas al servicio de la élite, que, ciertamente, funciona, para algun+s al menos.
4. ¿Cómo es el proceso creativo en cuanto a contenidos, maquetación y distribución? ¿En base a que se seleccionan los temas y se trabaja e investiga sobre ellos?
El proceso creador pasa por un almacén de temas, mas o menos elaborados en el pasado, al que añadimos nuevas ideas que pueden proceder de la redacción, integrada por cuatro redactor+s fij+s que constituyen el colectivo editor, o de colaboraciones externas que consideramos relevantes a nivel temático o de estilo. Con el correo electrónico interno como herramienta básica y fundamental de trabajo, periódicos consejos de redacción diseñan el elenco de temas desplegados en cada número, necesario contenedor de al menos un reportaje de actualidad. Tras un barrido bibliográfico que pondera fuentes antiautoritarias inéditas, como fanzines, boletines, exposiciones monográficas, archivos y hemerotecas sindicales, webs o blogs, cuando nos aproximamos a la historia social contemporánea, el proceso creador tiende al establecimiento de conclusiones de carácter general que culminen el descriptivo despliegue de datos inicial. Ello con el objetivo de lograr la mayor precisión posible en lo que a la contextualización histórica se refiere.

Tras la maquetación el master se lleva a imprenta y de ahí se distribuye pateando a piñón el “foro” y a través de correo postal, o aprovechando viajes de compis, por buena parte del estado. Tal fase implica un casi permanente enganche a móvil y correo electrónico, procedimiento hasta la fecha ingentemente satisfactorio en lo que a la confección de canales no comerciales de distribución propios se refiere. Cada número es acompañado de una serie de presentaciones-conferencias-debates, que hasta hoy suman una veintena sin contar presencias radiofónicas o entrevistas escritas, con la intención de poner sobre el tapete objetivos, características, metodología y temática del número en cuestión. Paralelamente, y bajo la denominación Contrahistoria, miembros de la redacción han participado en tertulias radiofónicas y ponencias en torno a temas como El Marqués de Sade, Diógenes, otra visión del Renacimiento o cárcel y tatuaje. Sin mayor interés lucrativo que el de autogestionar.
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