El surgimiento en el Paleolítico Superior de una clase especial de hechiceros supuso la extrapolación social de cierto número de individuos con habilidad para sanar, vaticinar el futuro o regular el tiempo a través de la proyección astral. Esta especialización investigará la naturaleza y sus ciclos, los fenómenos meteorológicos, la posición de los astros, o las propiedades de ciertas plantas con efectos curativos o alucinógenos, basando su autoridad en la movilidad de un nivel a otro de consciencia.
El término shamán proviene de Siberia y designa a un especialista religioso con dedicación a tiempo parcial, que puede actuar como curandero, adivino o mago para otros miembros de su comunidad, a cambio de honorarios, prestigio o poder, designando una experiencia mística que incluye un trance en el que aumentan sus poderes al obtener capacidades especiales paras comunicarse con seres espirituales.
fotografía extraída de http://www.twakan.com/
El chamanismo es propio del norte y centro de Asia, aunque sus parámetros esenciales se han manifestado en culturas, inicialmente cazadoras recolectoras, a lo largo y ancho de todo el planeta. Planteado como una creativa respuesta humana ante lo mítico, se basa en el desarrollo de capacidades mentales como aproximación a técnicas curativas. Una modificación de la consciencia como vía de acceso al mundo de los antepasados, partiendo de la premisa de que el mundo visible está impregnado por fuerzas y espíritus invisibles, que afectan todas a las manifestaciones de la vida.
La capacidad de trance y autoconocimiento es la base de la función mediadora e inserción en el mundo de los espíritus del chamán. La forma más frecuente de ese trance es la posesión, alcanzada mediante una profunda concentración, fumando tabaco, ingiriendo drogas, danzando de forma monótona, o por medio de ayunos, vigilias y conjuros que conduzcan a visiones y estados de ensoñación.
Las creencias de las gentes servidas por el chamán basan la sanación en conceptos sobre el alma, recuperada por este de manos de los espíritus. La curación residirá en el traslado mental del paciente a un plano externo a su realidad cotidiana. Las causas de la enfermedad se consideran provenientes del mundo espiritual, resultado de la acción de pérfidos e infecciosos demonios, por tanto se utilizan métodos espirituales para curar. La voluntad del chamán deberá, por tanto, entrar en el cuerpo del paciente para enfrentarse al espíritu que le domina, sanándolo al expulsarlo. Una especie de exorcismo que estirpe el mal alojado en un cuerpo.
Junto a sanación, intermediación astral o magia propiciatoria, el chamán ostenta otras funciones en el seno de su comunidad. Con frecuencia puede predecir el futuro cual oráculo, actuar como médium, transmitiendo mensajes de los antepasados, o incluso descubrir objetos perdidos. La guía de almas de difuntos, o la que se encarna en un bebé recién nacido, es otra competencia atribuible a un individuo especial, que también sirve a su banda, clan o tribu manteniendo la tradición o memorizando historias y canciones, letanías que, a ojos de su pueblo, aproximan al brujo al mundo espiritual.
Es corriente el uso de objetos totémicos, necesarios para la obtención poderes especiales y un espíritu guía. Muy vinculados a ciertas rocas, especialmente cristales de cuarzo, y al mundo vegetal, los chamanes pueden tener su lugar de culto en un árbol en el que descansan sus exvotos, aspecto que los relaciona con un druidismo heredero de ancestrales cultos indoeuropeos. El árbol de los chamanes es una imagen encontrada en algunas culturas como un símbolo de mediación, cuyas raíces pertenecen al mundo subterráneo, correspondiendo su tronco a la dimensión habitada por los humanos y su copa al mundo superior. Los chamanes tienen experiencia en el uso de plantas de su zona, y suelen prescribir un régimen herbario como tratamiento a la dolencia. En algunos lugares, aseguran ser capaces de comprender los efectos y propiedades curativas de las plantas, solamente tras haber obtenido el permiso de su “espíritu patrón”. La unidad de animales y humanos es un nivel, o paraíso mítico, solo accesible al chamán, que suele contar en el desarrollo de su labor con el amparo de un espíritu guardián también conocido como “animal de poder”. Los aspectos divinos y animales se unifican así emergiendo en un plano fuera del tiempo.
Hombre o mujer el chamán conoce bien la cultura e historia de su comunidad, actuando en consecuencia. Es capaz de recordar todos los códigos externos de sus creencias y comprenderlos a través de unos conocimientos básicos. Múltiples claves usadas y entendidos por su pueblo, que son expresados de forma musical, verbal, o coreográfica, empleando tal escenificación amuletos diversos. Los brujos juegan un papel similar al de los sacerdotes, aunque éstos son miembros sociales iniciados e instalados ceremonialmente en una doctrina religiosa reconocida y orgánica, donde llevan a cabo funciones particulares. Por el contrario el chamán suele ser reconocido como consecuencia de una iniciática crisis psicológica, rito de paso que puede atribuirle inhabituales cualidades que elevarán su ascendiente. La ocupación chamánica no es por tanto hereditaria, sino producto de una llamada interior, acaso tras un intenso estado febril o una experiencia cercana a la muerte, sucedida de un prolongado período de estudio, reflexión y aprendizaje. Tal entrenamiento tenderá al autodominio en las dos realidades en las que deliberadamente se mueve el chamán, decisiva virtud que lo definirá como maestro.
Algunos pueblos distinguen entre magos que curan y hechiceros que dañan; otros creen que todos los chamanes tienen el poder tanto de la curación como de la muerte. El chamán goza generalmente de gran prestigio en su comunidad y es reputado por su poder y conocimiento, aunque pueden ser sospechosos de dañar a otros, por lo que, de forma habitual, son también temidos. Normalmente es un buen cazador, un creativo artista o un pensador naturalista, que suele tener una activa participación en asuntos sociopolíticos de su comunidad, como ejemplifican jíbaros, conibos y esquimales. Mientras realizan su trabajo se exponen a un gran riesgo personal, proveniente de los medios empleados para alterar su estado de consciencia. Sabe que las plantas usadas puede ser fatales y el no volver de un viaje astral puede conducir a la muerte física. Por ello repite plegarias y conjuros como protección y siempre ritualiza el uso de plantas y sustancias peligrosas.
Blueberry: la experiencia secreta (Jan Kounen, 2004)
Curiosamente, los métodos chamánicos obedecen a patrones repetidos durante milenios en los cinco continentes, incluso en horizontes culturales diametralmente opuestos. Tal circunstancia, nos lleva a considerar, con garantías, la cercanía a las raíces de la humanidad entera, y no solo a una etnicidad o tradición única. Algunos estudios antropológicos han utilizado conceptos de la estructuralista Teoría de los Sistemas y consideraciones ecológicas para entender la ciencia chamánica. Ciertos grupos han desarrollado un sofisticado simbolismo y conceptos de "poder" fluyendo entre humanos y animales en trayectorias cíclicas. Otros autores han relacionado estos conceptos con las teorías sobre la causalidad, sugiriendo una cooperación entre ciencia contemporánea y saber indígena, que enfatiza las repercusiones que el estado mental puede tener en lo que hasta ahora habíamos considerado cuestiones meramente “físicas”. La relación con la psicoterapia resulta significativa a éste respecto, empleándose sustancias psicoactivas como instrumento de percepción extrasensorial para iniciados. Sustancias utilizadas con éxito antes de que la salud pública exigiera su prohibición bien entrado en siglo XX, cuando su consumo obedecía ya a propósitos meramente lúdicos.
El monoteísmo marginó las prácticas chamánicas de muchas culturas en Europa y Oriente Medio desde inicios del siglo V d.n.e. La represión continuó con la influencia católica en la colonización española. Las cazas de brujas, iniciadas tras el siglo XVI, pudieron ser la última persecución que eliminara la residual pervivencia del chamanismo europeo. El conocimiento chamánico sobrevive hoy en tundras, selvas, desiertos, aldeas o suburbios, especialmente entre indígenas del África subsahariana. Retazos de su más ancestral versión se rastrean en grupos étnicos de Nepal, Asia Central, norte de la India, el desierto australiano, el Ártico o las islas Ryukyu, en Japón. Entre la gente mapuche de Suramérica, sirve como chamán a la comunidad una mujer, denominada Machi, que celebra ceremonias y prepara brebajes para curar enfermedades o expulsar demonios, influenciando sobre el tiempo o las cosechas. Relevante resulta, a éste respecto, la supervivencia en el colosal México, de rituales de tipo mágico-religioso correspondientes a los antiguos grupos indígenas prehispánicos.
EL CHAMANISMO Y LA RELIGIÓN
El chamanismo puede considerarse antecedente de todas las religiones antiguas organizadas. Así, el paganismo griego se encontrará imbuido de éste, como reflejan los misterios de Eleusis y otras prácticas místicas después asimiladas por la religión romana. Inicialmente, las comunidades aestatales dependían de la buena voluntad de lo espiritual, requiriendo el Más Allá, de forma recíproca, de ritualizados comportamientos por parte de los mortales, interacción en la que reside el origen de la vida religiosa.
ANIMISMO Y CHAMANISMO
En contraste con el animismo, en el que todos y cada uno de los miembros de la sociedad implicada lo practica, el chamanismo requiere conocimientos o capacidades especializados. Se podría decir que sus practicantes son expertos empleados por las comunidades animistas, aunque no se organizan en asociaciones rituales o espirituales como los sacerdotes. Las formas en que el chamán consigue su sustento y participa en la vida diaria pueden variar entre los distintos pueblos. En algunas culturas hacen servicios para la comunidad por un "precio debido", pero eso es solamente un añadido agradable y no lo suficiente para permitir una actividad a tiempo completo. Su cotidianidad presenta, por lo general, ocupaciones habituales de su sociedad, ejerciendo como cazadores, agricultores o cuidadoras del hogar.
El MUNDO DE LOS SUEÑOS
Los “grandes sueños” son aquellos que se repiten varias veces de un modo básico, y suelen interpretarse en forma de comunicaciones con un espíritu guardián. Al igual que el cuerpo, la “psique” posee una historia evolutiva dónde las bases inconscientes de sueños y fantasías son, en apariencia, reminiscencias infantiles que han fundamentado una elaborada teorización onírica, base cosmológica de culturas indígenas americanas como inuits, navajos, yanomamis o iroqueses.
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