por aquí dejamos la única versión subtitulada que hemos encontrado rastreando en la web de 'High Tech Soul: The Creation of Techno Music', un documental realizado por Gary Bredow que rastrea en los orígenes del techno, con punto de partida en la ciudad de Detroit, años 80. Principalmente está realizado a base de testimonios de sus principales protagonistas. Hemos incluido debajo un reportaje al respecto que ya incluimos en su día en el anterior alojamiento de este blog para más información. Y de postre, la primera parte del vídeo del Purpose Maker Mix, con el siempre taquicárdico mago Mills a los platos.
“Si algo está claro es que la historia pone los hechos en perspectiva, el tiempo siempre da la razón […] Lo que es indiscutible es que cambiamos las reglas del juego, lo cambiamos todo, nuestra generación fue realmente pionera. Y no éramos conscientes de la que estábamos armando, pero los hechos son irrefutables: cambiamos la música y lo hicimos en todo el jodido mundo. Si me preguntas por qué, la respuesta es fácil: porque creamos algo nuevo que no se había hecho antes. Tan sencillo como esto”.
[Entrevista a Derrick May para Monegros Desert Festival, 2oo8]
El origen del techno tal y como hoy se conoce (esto es, vinculado a la cultura de club) nos remite a la ciudad de Detroit, la motor-town, centro neurálgico de la tecnología automovilística en los States y origen a su vez de bandas clásicas de pre-punk de finales de los 60 y la década posterior como MC5 o el gran Iggy Pop con sus irreverentes secuaces The Stooges, todo ello para deleite principalmente de blancos universitarios de clase media asociados al fenómeno de la contracultura y el rollo beatnik. Detroit, a orillas del lago Michigan y con diez millones de habitantes, era un lugar de contrastes, con un desarrollo industrial avanzado pero también azotada en numerosos barrios por la precariedad y por fuertes desigualdades sociales en función del color de la piel.
A finales de los 70 la General Motors, gigante de esta industria, lleva a cabo un proceso de reestructuraciones que acaba desembocando en un despido masivo que dispara las cotas del paro a límites insospechados. Todo esto venía a solaparse con brotes de disturbios raciales que vinieron sacudiendo la ciudad desde la anterior década y en el consiguiente incremento de la delincuencia y la marginalidad. La música es entonces, como lo ha sido tantas veces, un canalizador de toda esa rabia contenida desde el gueto urbano.
George Clinton revolucionará el concepto de funk, sirviendo de catalizador para la expresión de toda esa ira y frustración entre la mayoritaria población negra, que sentará las bases del devenir del techno. Clinton forma proyectos dispares y originales como Funkadelic o Parliament, con una sólida base del funk heredado de James Brown, aderezado con sonidos electrónicos futuristas y elementos de ciencia ficción, gracias a la ayuda de sintes y samplers, configurando el nacimiento del llamado p-funk y sirviendo de esqueleto del sonido que estaba a punto de hacer de Detroit la ciudad del techno por excelencia.
En 1977 Charles Johnson -bajo el pseudónimo artístico de The Electrifying Mojo- dj que trabajaba en la emisora WJLB en el programa nocturno Midnight Funk Association, comenzó a remezclar en sus sesiones temas de Kraftwerk (banda alemana considerada pionera del techno y el electro), mezclando su música retro-futurista del album Die Mensch Maschine con grupos como B-52s o los mencionados Funkadelic. También daba cobertura en sus sesiones a grupos europeos de techno pop como Gary Numan o los primeros Depeche Mode. Este programa permanece en antena hasta mediados los 80, pero un oyente llamado Juan Atkins, firmemente decidido a ser músico, descubre en estas sesiones la iluminación de una idea que ya le venía rondando por la cabeza.
En 1981 tocan Kraftwerk por vez primera en la ciudad, para gusto y deleite de una juventud ávida de nuevas sensaciones musicales más allá de la tradición del rock y el funky. Ese mismo año A Number of Names componen el que es considerado el primer tema de techno de la historia (con permiso siempre del cuarteto de Düsseldorf): 'Sharivari'. Por estas fechas Juan Atkins ya ha formado un proyecto junto a un veterano de Vietnam llamado Rick Davis. La criatura resultante se llama Cybotron y este mismo año editan su primer single: 'Alleys of your Mind', para poco después editar su primer album llamado Clear, conglomerado de funk marcianoide resultado de aleaciones de piezas de Kraftwerk o Funkadelik entre otros, remezclados con unos patrones dance que años antes dejó prefijados ese pionero italiano de la electrónica de baile llamado Giorgio Moroder.
En 1983 nuestro amigo Atkins saca a la luz 'Techno City', paradigmático tema que contribuirá a una nueva denominación de la ciudad como cuna de la música del futuro. En 1984 se topa en la escuela técnica de Belleville con Derrick May y Kevin Saunderson, mozalbetes con inquietudes musicales afines. A partir de este encuentro esta nueva cuadrilla comienza a crear sus propios labels con el fin de dar salida a sus inquietudes musicales. Así salen a la luz sellos como Metroplex, Transmat y KMS, apadrinados por Atkins, May y Saunderson respectivamente, quienes deciden establecer su sede en Gratiot Avenue, que pasará a la historia de los amantes del género como el Boulevard del Techno. Los muchachos empiezan a dar a conocer sus temas y sus remezclas en fiestas colegiales y universitarias, empezando a dar forma a una escena que en poco tiempo estará ya perfectamente consolidada. Juntos harían una gira años después y serían conocidos como The Belleville Trio.
En 1987 Derrick May publica el ya clásico 'Strings of Life' para muchos el mejor tema de detroit-techno de la historia. También pronto se convertirá en el principal responsable de que este género traspase fronteras y llegue a otros continentes, concretamente a tierras europeas. Este mismo año abrirá sus puertas el Music Institute, con Alton Miller y Chez Damier como djs residentes, club era cita obligada para todos aquellos noctámbulos que querían oír todo lo que se cocía de house y techno en Detroit, NYC o Chicago. En este mítico club empezará a pinchar May, revolucionando la noche de los viernes con sus contundentes e innovadores experimentos sonoros.
Por otro lado, en el mismo canal de radio WJBL, un joven menudo y nervioso presenta un programa dedicado al hip-hop. Pronto se empieza a hablar de él. Su técnica y su velocidad –llega a utilizar más de 60 vinilos en una hora de set- con el sobrenombre de The Wizard (El Mago), y su estilo, mucho más oscuro y contundente a lo que los primeros productores detrotianos nos tenían acostumbrados, pronto fueron elevando su fama en la ciudad del motor. Su nombre era Jeff Mills y estaba destinado a ser una figura destacada en la futura escena techno, con un estilo minimalista, e hipnótico que ha servido de modelo a numerosos djs de generaciones venideras. Había nacido un mito. Fueron también surgiendo nuevos nombres animando las ondas, adscritos a este nuevo estilo como Eddie “Flashin” Fowlkes o Blake Baxter.
En 1988 Virgin Records presenta el recopilatorio 'Techno! The New Dance Sound of Detroit', album fundamental por ser puente de acercamiento de lo que se cocía en las pistas al otro lado del charco, principalmente en países como Reino Unido o Alemania. Este album llegó a Inglaterra en uno de los viajes a las islas de Derrick May quien finalmente consiguó que la discográfica ten lo editara. Kevin Saunderson [aka Inner City] triunfa en las listas británicas gracias a temas como 'Big Fun' o 'Good Life'. Este último tema fue el que provocó la inmersión de los clubbers ingleses a los nuevos sonidos de Detroit, en un principio considerado otra extravagancia más de los yankis. Por aquellos tiempos aparece en escena un tipo llamado Carl Craig con dos proyectos bajo el brazo llamados BFC y Psyche, inaugurando la segunda generación de esta insólita escena que ya va desbordando sus fronteras y dando mucho que hablar.
Dentro de esta segunda generación, el inquieto Jeff Mills decide pasar a la acción y en 1990 crea -junto a Robert Hood y Mike Banks- Underground Resistance, influenciados por una parafernalia a lo Public Enemy, articulando un discurso del techno como reivindicación desde el gueto y como arma frente a los desmanes de las fuerzas del orden para con la comunidad afroamericana. Frente al futuro optimista de feliz convivencia de hombre y máquinas propuesto por el universo Kraftwerk, en UR asistimos a un futuro desolador donde el hombre acaba siendo prescindible en un planeta sin esperanza dominado por las máquinas que todo lo subyugan.
Paralelamente, en Canadá dos muchachos llamados Richie Hawtin y John Acquaviva crean un label llamado +8 y asimilan con aplicación las enseñanzas y las técnicas de los padrinos de Detroit, contribuyendo a la expansión de la escena por el país vecino y por Europa. Ambos artistas forman junto a Daniel Bell el proyecto conjunto Cybersonik, cuyo tema Technarchy arrasa en los circuitos rave. Tanto el techno militante de UR como los pioneros canadienses tuvieron en común la incorporación del sintetizador Roland 303 en el campo del techno.
Octave One fueron light-jockeys en el Music Institute y contribuyeron también a cimentar el techno desde finales de los 80. Temas hoy clásicos como 'Blackwater' dan cuenta de estos hermanos, responsables de un techno orgánico y bailable a partes iguales. 'I relieve' fue editado en Transmat, el sello de May, y supuso un éxito que les colocó en el corazón de la escena.
Los primeros rastros de la inmersión europea del sonido Detroit se lo debemos, en primer lugar, a los djs ingleses Gerald Simpson (aka A Guy Called Gerald) desde Manchester y Peter Ford (aka Baby Ford) en Londres, que fusionaban acid-house con el sonido recién importado de la ciudad de los coches. Proveniente de Francia y residente durante una temporada en el mítico Hacienda (en Madchester) Laurent Garnier fue uno de los responsables de que el techno con raíces afroamericanas se extendiera por Europa como la pólvora, espoleado por el fenómeno rave y el auge de los clubs de techno en el viejo continente, pero esa ya es otra historia…
“Detroit es la madre del techno, una tierra de dolor donde el jazz, la última gran música del siglo, se ha transformado en música electrónica. Porque el techno puede entenderse como la prolongación urbana del jazz. De John Coltrane a Derrick May, las obsesiones son siempre las mismas: el espacio, el tiempo, el groove y una melancolía infinita (…) Aquí las palabras son prescindibles. Todo está contenido en unas cuántas notas repetidas hasta el infinito. Esta música es metal, vidrio y acero (…) Como en el jazz o en el lamento del blues, el techno de Detroit destila sufrimiento, y esa autenticidad de alma no tiene precio”.
[Entrevista de Laurent Garnier para Electroshock]
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