miércoles, 7 de marzo de 2012

william s. burroughs: buceando a contracorriente



William Burroughs es, sin duda, uno de los personajes legendarios de la contracultura americana. Narrador siempre al margen de lo convencional y lo políticamente correcto, activista de la provocación en vida y obra, homosexual declarado y drogadicto impenitente -popularizó el término Yonki en EE.UU.- también hizo incursiones en la música experimental y el cine, y su biografía bien podría ser una más de sus alucinadas y delirantes novelas. William nació en 1914 en St. Louis (Missouri) en el  tradicionalista ambiente de una acaudalada familia burguesa americana de principios de siglo. Su abuelo tenía una próspera empresa de calculadoras y el joven Burroughs pudo permitirse estudiar en colegios privados. 

Ya desde niño mostró una destacable propensión a la lectura y al estudio. A la temprana edad de ocho años escribe Autobiografía de un Lobo y Carl Cranbury. En ambas resalta la búsqueda de paraísos lejanos y el exotismo como medio para canalizar el escape de unos rígidos valores familiares que el joven Burroughs simplemente despreciaba. Tras la Gran Depresión del 29, el negocio familiar, como otros tantos miles, entraba en quiebra, siendo absorbida por IBM. No es probable que este hecho fuera traumático para el joven William, que ya hacía intuir que sus inclinaciones no iban por el mundo de las calculadoras.

Con diez años sigue escribiendo y colaborando en algún periódico escolar y descubre una lectura que le acercará para siempre al mundo del hampa y la marginalidad, a partir de entonces ya siempre presente en su obra, titulada No puedes ganar, la autobiografía de un ladrón llamado Jack Black, publicada en 1924. 

Con 15 años fue llevado a un internado privado en México donde tuvo sus primeros contactos homosexuales y donde descubriría una de las pasiones de su vida: las armas. Se licenció en Literatura Inglesa en Harvard, donde conoció al poeta T.S. Elliot, y también estudió algo de antropología, psicología y medicina en varios países como Panamá o Alemania. Fue en éste último donde conoció a una joven judía alemana, con la que contrajo matrimonio -pactado, a fin de salvarla de las garras de los nazis y conseguir un preciado visado estadounidense- y después deambuló por varios países europeos. Más tarde regresó a su ciudad natal, donde encontró un empleo de redactor para un periódico local y a partir de 1938 se traslada a Chicago, donde aprovecha para aprender, por su cuenta y en profundidad, psicoanálisis, técnicas de hipnosis y parapsicología.  Jung, Spengler, o autores clásicos como Paracelso o Zoroastro forman parte de sus lecturas.

Durante su estancia en Chicago se introduce en el  mundillo de la delincuencia y se engancha a la morfina. En el 43 marcha a Nueva York donde conoce en persona a Herbert Huncke, un respetado escritor underground, heroinómano,  que influyó poderosamente en la generación beat. También en este periodo conoce a Allen Ginsberg y Jack Kerouac, quienes quedarían sorprendidos por su erudición y sus maneras poco ortodoxas, gracias a los cuales también descubre a Hart Crane, William Yeats, Kafka o W. Blake, y la cultura oriental con el Tao Te King o el Libro Tibetano de las Muertos.

"Después de un alboroto en el que aparecen armas, siempre se quiere restringir el uso de las mismas a la gente que no ha tenido nada que ver con él. Me niego a vivir en una sociedad en la cual las únicas personas a las que se les permite la posesión de armas sean la policía y los militares"


En 1945 se casa con una tal Joan pese a su declarada homosexualidad, y compran una granja en Texas. Tras dos años allí se trasladan a Nueva Orleans, donde se ve acosado por una policía que no daba cuartel a drogotas, maricas y otras gentes "de mal vivir" y en el 49 huye de nuevo a México, donde edita sus dos primeras y más accesibles novelas. Yonki fue publicada en EE.UU. en 1943 gracias a la intercesión de Ginsberg, que hizo todo lo posible para que el purista mercado editorial de la época diera el visto bueno. Finalmente se editó en formato pulp y bajo el pseudónimo de William Lee en la editorial Ace Books, que obligó a nuestro amigo a incluir una introducción moralizante que evitara posibles problemas a los editores. 


Marica (Queer) no fue publicada hasta 1985, y quizás sea su novela más pasional. Describe sus primeras relaciones amorosas durante su estancia en México y Panamá. Su contenido es básicamente autobiográfico, con relaciones homosexuales insanas y una búsqueda permanente del placer a través de la psicoactividad.

Estas dos primeras novelas destacan por su concisión y su linealidad, rasgos que paulatinamente irá dejando a un lado en su búsqueda de la experimentación y la narración alternativa. En Yonki narra en primera persona las vicisitudes y miserias de un drogadicto; pronto pasó a convertirse en una joya del subgénero. En estos años hay en Estados Unidos un auge prohibicionista sin precedentes que marca un antes y un después en los estereotipos del consumidor, que pasa a ser un apestado y un marginal. El mismo Burroughs, que comenzó a tomar morfina y opiaceos con receta durante la 2ª Guerra Mundial -para acabar tirando de heroína adulterada en el mercado negro a un precio mucho más elevado- refleja de modo ilustrativo el cambio que supuso la aplicación de estas medidas. Numerosos estudiosos han destacado Yonki como la novela que marcó el antes y el después en la concepción social del drogadicto, dejando atrás la visión decimonónica cuyo ocaso quedará reflejado en la novela Diary of a Drug Fiend del nigromante británico Aleister Crowley.

"Cuando una persona se engancha todo lo demás carece de importancia. La vida queda enfocada hacia la droga, un pico y a esperar el siguiente, todo está lleno de material y recetas, agujas y cuentagotas. A veces el adicto cree que lleva una vida normal y que la droga es algo accidental. No se da cuenta de que las actividades que no tienen que ver con la droga las realiza como un autómata. Hasta que su fuente de suministro no se corta, no se da cuenta de lo que la droga significa para él".  [Yonki, 1943]


Durante esta estancia en México ocurre un accidente que dará un nuevo vuelco a su vida. Una noche de borrachera no se le ocurrió mejor idea que jugar a Guillermo Tell con su mujer. La ocurrencia consiste en atinar en una manzana colocada sobre su cabeza; probablemente colocado, erró en el disparo de su revolver, acabando trágica y absurdamente con su vida. Tras este homicidio digno de película cae en una profunda crisis y los constantes sentimientos de culpa que le atormentan noche y dia le llevan a  reiniciar sus viajes, en busca de nuevas  experiencias, y de Panamá pasará a Perú, Ecuador y Colombia en busca de ayahuasca, un potente enteógeno de origen vegetal utilizado en rituales chamánicos por algunas tribus amazónicas, debido a las propiedades telepáticas que algunos antropólogos y expedicionarios le atribuían. En este periodo mantiene correspondencia con Ginsberg, posteriormente publicada con el nombre de Las cartas del Yagé en 1963. 

En 1953 regresa a New York  para asistir como padrino a la fundación de la Beat Generation  de la que, por otra parte, jamás se sintió formar parte más allá de su amistad con algunos de sus miembros. Al cabo de un año se traslada a Tánger con el fin de eludir problemas pendientes con la justicia en Norteamérica, residiendo en la ciudad marroquí hasta el 58, entregándose al consumo de heroína y cayendo en una de los más dramáticos y también creativos momentos de su existencia. En esta fase de su vida llena de tormentos y alucinaciones, da a luz su más polémica y aplaudida novela: El Almuerzo Desnudo  (Naked Lunch).

Tras varios intentos de rehabilitación se somete al novedoso tratamiento de apomorfina de un tal doctor John Dent en Londres, que le ayuda a dar esquinazo a las drogas y retomar su s aficiones artísticas. Este proceso aparece plasmado en algunos inconexos párrafos de la novela.

Burroughs con Jean Genet 
y Allen Ginsberg

La novela, casi terminada en 1957 fue finalmente mecanografiada por Jack Kerouac en una de sus visitas a Tánger. En 1958 Burroughs se desplaza a Paris donde comienza a hacer uso de técnicas literarias alternativas como el cut-up o el fold-in.  El Almuerzo Desnudo pasó por numerosas vicisitudes legales antes de ver la luz en 1959 y supuso todo un escándalo en el mundo editorial estadounidense por su temática y su técnica, polémica por otra parte ajena a su protagonista, que se encontraba en la capital francesa, alojado en el llamado Hotel Beat, famoso por ser alojamiento de artistas de vanguardia de la época. 

En 1960 vuelve a Londres con huidas esporádicas a Paris y Tánger y en 1965 reside en el famoso Hotel Chelsea de Nueva York, refugio por el que se dejaban ver artistas como Andy Warhol, Lou Reed o Basquiat entre otros, para regresar a Londres hasta su definitiva marcha a EE.UU.

Tras su más famosa obra radicaliza su uso del lenguaje ("el lenguaje es un virus que viene de otro planeta") y sus métodos compositivos haciendo uso de técnicas herederas de la escritura automática de los surrealistas (como el método ideado por Tristan Tzara de ir sacando fragmentos al azar de un sombrero para después montarlos por orden de salida) aplicado al corta-pega y al ensamblado de párrafos e intercalando un componente ideológico ausente en sus novelas previas. Las referencias al poder y al control social, y el concepto de INTERZONA de un mundo globalizado donde “hablar es mentir y vivir es colaborar” aparecen con fuerza en su trilogía cibernética formada por La Máquina Blanda (The Soft Machine) (1961), El Ticket que Explotó (1962) y Expreso Nova (1964). En el Universo Nova la policía y el Estado no dan un respiro a un ciudadano que asiste al control y represión de cualquier instinto primario y a un aplastamiento de las libertades individuales. 

También en la década de los 60 publica multitud de artículos y relatos en distintas publicaciones relacionadas con la contracultura, unos cuantos poemas, colaboraciones con  beatniks como Gregory Corso y algún montaje teatral.




Los temas relacionados con la parapsicología como la hipnosis, el esoterismo y otras ciencias ocultas también formaban parte de las aficiones de Burroughs, así como el azar y la casualidad. Tenía obsesión por el número 23 debido, dicen, a una conversación con el capitán de un ferry en el que hacía una travesía, en la que éste le comentaba que llevaba 23 años haciendo el mismo recorrido a bordo de esa embarcación y que nunca había tenido ningún accidente marítimo. Esa misma noche el barco se hundió falleciendo todos los tripulantes, incluido el capitán. El mismo día se estrelló un avión ¡¡¡en el vuelo numero 23!!! Tampoco hubo supervivientes. Desde entonces este número se convirtió en el número maldito de las obsesiones de Burroughs y en todas sus posteriores novelas aparecen alusiones a dicho número.

A principios de los 70, tras sus recurrentes fracasos editoriales, Burroughs cae en una crisis creativa en Londres. No obstante, durante este periodo realiza el guión cinematográfico Las Últimas Palabras de Dulch Schulz (1970), las novelas Los Muchachos Salvajes: El libro de los Muertos (1971) y Puerto de los Santos (1973), y también varios relatos, continuando con una mala racha en lo comercial, y por supuesto con la fama de enfant terrible y delincuente de la literatura moderna que  le acompañará hasta el fin de sus días. A mediados de la década impartirá seminarios en universidades a ambos lados del Atlántico gracias a apoyo que siempre le brindó Ginsberg, con quien, según parece tuvo algo más que una amistad. Ya en EE.UU. continúa escribiendo obras menores como La Tercera Mente (The Third Mind, 1978) junto a Brion Gysin o Doctor Benway (1979).

En los 80 publica una trilogía espacial formada por Ciudades de la Noche Roja (1981), El Lugar de los Caminos Muertos (1984) y Las Tierras de Occidente, donde se fusionan estilos varios que van del western cibernético al surrealismo o la ciencia ficción más ensayística, y retoma métodos narrativos menos experimentales.

Desde finales de los 80 hasta su muerte en Kansas en 1997, Burroughs publicó numerosas novelas, pero también dedicó tiempo a la pintura, la música y el cine, colaborando en varias películas, como su papel de párroco yonki en la genial Drugstore Cowboy de Gus Vas Sant, y en multitud de grabaciones de, entre otros, David Bowie, Frank Zappa, New Order, Ministry o The Jesús and Mary Chain. David Kronemberg llevó a la gran pantalla El Almuerzo Desnudo, intercalando elementos biográficos del autor (como la muerte de su esposa) y dando algo más de cohesión con ello al reto que puede suponer llevar una novela de esas características al cine.

Es uno de los figurantes del collage de la famosa portada del Sargent Pepper de los Beatles y una de sus obras inspiró el nombre de Soft Machine (banda de jazz y psicodelia formada por Kevin Ayers y Robert Wyatt). También hizo colaboraciones con Jean Cocteau. Cuadros suyos fueron portadas de Sonic Youth, incluso su imagen fue requerida para el spot de una importante marca de deportivas. 

Su figura ha sido reivindicada también por la generación post-punk y la escena electrónica experimental, y su presencia en la red da cuenta de la influencia que su vida-obra ha generado en artistas de generaciones posteriores. El sello belga Sub Rosa ha editado varios recopilatorios de homenaje a su persona por parte de grupos y artistas experimentales y el sello Industrial Records reeditó Nothing Here Now but the Recordings con collages sonoros y grabaciones loopeadas con la técnica del cut-up realizadas por él mismo.


"Un paranoide es alguien que sabe 
lo que está ocurriendo"

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